"No necesito señalar a su penetración cuáles son los obstáculos a la difusión de la enseñanza; se quiere al país sumido en la ignorancia para dominarlo mejor.
Sabe Vd. cuántos ciudadanos se han presentado este año en la ciudad de Buenos Aires a inscribirse en el Registro Cívico para tener derecho a depositar su voto en la urna electoral? 1113 votantes, de los que sólo 573 saben leer, o antes representan el núcleo aristocrático de esta sociedad, el resto son peones y operarios iletrados! Son ceros para disfrazar el escándalo de los 500 votantes en una ciudad de 200.000 almas! Si pudiéramos obtener igual estadística de las demás provincias y pueblos de la campaña, más hondo se nos presentaría el abismo a que la oligarquía arrastra a este país..."


"Las clases altas y abastadas, con más facilidad sacuden el dominio del error, su ilustración es fácil; más, esa clase pobre, sumida en el barbarismo o la prostitución, esa no arrancará de este estado sino con más trabajo y perseverancia".

"En este momento tan solemne para nuestra patria, en que la reacción del progreso y de la libertad es eminente, llamamos la atención de los encargados de la educación de la clase pobre. Mejoras no existen, edificar sobre los escombros del pasado es ocioso, no llena las necesidades de lo presente y mucho menos las del porvenir".

"Educar es fortificar el cuerpo desde la más tierna edad según las leyes de la salud para que pueda resistir a las enfermedades; preparar la mente para comprender todas las relaciones con la sociedad, atraer a una manfestación activa de todas las facultades con que ha sido dotada para que obre en el conjunto armónico de la acción y adquiera conocimientos útiles; robustecer la naturaleza moral donde el sentimiento del deber reglamente nuestra conducta honorablemente tanto en la vida privada como en la pública. Para llenar cumplidamente este objetivo no basta que las maestras tengan únicamente buen corazón porque suponer eso, equivaldría a negar que la educación es una ciencia, cayendo en el antiguoi oscurantismo".

"En momentos tan solemnes como los de la época actual, en que después del caos, de la guerra y de la tiranía, se trata de organizar la sociedad, de dar una forma a nuestro gobierno, que muestre a las otras naciones –que Anarquía es una cosa y República es otra; y en fin presentarnos a la faz del mundo dignos de la herencia gloriosa que nos legó la revolución de Mayo. Uno de los trabajos más importantes y de más trascendencia para lo futuro es la organización de las escuelas, es la educación del pueblo".

"La Sociedad de Beneficencia, siempre tan digna y consecuente con sus antecedentes, se ocupa de la organización de las escuelas; con todo su marcha es lenta, porque los recursos son escasos, muchas y muy graves son a la verdad las atenciones del gobierno, pero creemos que la educación no debe ser de las últimas necesidades a que se provea".

"Una triste experiencia tenemos, de cuanto es importante, derramar la ilustración en las masas; si hubiese sido ese el primer paso después de Mayo de 1810, y si se hubiese roto de lleno con las tradiciones del pasado, para emancipar la razón como se habían emancipado los hombres, tal vez ni tanta sangre habría empapado esta tierra, ni tantas lágrimas habrían corrido!"

"Más actividad en la organización de las escuelas y convencernos de una verdad innegable, que, para conseguir el fin de prosperidad y civilización a que tiende la educación popular, es necesario en la época presente, marchar de frente, romper con las tradiciones del pasado, porque las creencias de ayer, no son las de hoy y mucho menos pueden ser las de mañana. La juventud que se educa hoy con los principios de ayer, dentro de diez años, al acabar su educación, se encontrará medio siglo atrasada a su época".

"Queremos consolidar nuestras instituciones, queremos riqueza, paz, prosperidad, pues eduquemos al pueblo.
Fijemos las bases de esa educación, pasen ellas a ser una ley a la cual deben sujetarse todos aquellos que abren establecimientos de educación, porque el extranjero que venga a fijarse entre nosotros, no tiene obligación o capacidad, para medir ni comprender nuestras necesidades, por eso el gobierno toca darlas, a él toca proveer a la falta de libros de instrucción, llamando en concurso las inteligencias del país…"

"Hemos buscado con interés los libros de la instrucción primaria; cuál ha sido nuestro asombro y nuestro desconsuelo al ver “El Catón” (que no sabemos por qué se llama cristiano) “Las obligaciones del Hombre”, “El Catecismo”, de lo que mal a propósito llaman “Doctrina Cristiana” y nada más!"

"No es con esos libros que iremos adelante ni podremos educar a nuestra juventud. Esos son libros que pueden haber sido escritos con la mejor intención, pero que contienen absurdos espantosos, nociones erradas y revelaciones inmorales, innecesarias y perjudiciales".

"…El general Pacheco, que comprendía la utilidad de una tendencia en la educación, y la necesidad de bases sólidas, extendía esa importancia a la educación de la mujer, que por su destino de madre, tiene una influencia tan directa e importante en la familia, cuando ilustrada y penetrada de la augusta y honrosa misión que le destinó la Providencia".

Serán pues suficientes a iniciarlas en el conocimiento de ese papel importante, la lectura de esos libros rancios y ajenos a las tendencias civilizadoras?
Esto es para la mujer, a quien se juzga ajena al movimiento civilizador, e inútil como entidad inteligente en la humanidad, lo que diremos pues del hombre?... …que va a la escuela a leer, escribir y contar y que aprende la doctrina, o más propiamente lo que quieren que sea doctrina cristiana que lejos de ser la doctrina de Cristo, es un absurdo completo? …Qué diremos de esos hombres, de esos niños entregados a un materialismo semejante?

De qué le puede servir para el desenvolvimiento de su inteligencia, y para la perfección de sus facultades morales, ese montón de palabras que les hacen aprender de memoria? Entendemos que la primera piedra del edificio social es la religión, pero la religión no la reducimos nosotros al culto exterior, ni la colocamos en el círculo estrecho del materialismo. La idea de Dios es demasiado abstracta para que pueda ser comprendida por organizaciones infantiles, la idea filosófica pues, en toda su esplendente magnitud no puede dársele a los niños, pero creemos hay lecturas fáciles, donde puede combinarse la grandeza de la idea y la simplicidad de las formas.

No es bastante educar la inteligencia, o mejor dicho ilustrarla, es necesario educar el alma, explotar todos los gérmenes de bien y de mal que existen en el corazón, para que por medio de una instrucción inteligente y verdaderamente moral, desenvolver los buenos y extirpar los malos.

Inútil es decir a los hombres sois libres sino se les enseña a serlo.
Es desde los tempranos días de la niñez, que se debe inspirar el amor a la justicia, el respeto de sí mismo, la susceptibilidad de la conciencia que no permite transigir con los deberes. El conocimiento exacto y práctico de esos mismos deberes, para que llegue un día en que no sea necesario simbolizar la ley con la bayoneta…

El barniz de la civilización es solo oropel; cuando un hombre no ha bebido en la fuente pura de una educación moral, dejadlo que hable, que diga, que se vista bien, que posea habilidades, que tenga talento, que tenga modales al parecer finos, su bastardía ha de traslucirse siempre en alguna acción.

Que se levante un pueblo a la mayor altura de civilización aparente, de lujo y comodidades, si su educación no es sólida, vendrá un Luis Napoleón y pondrá el pie en la garganta de ese pueblo; que derrocará las garantías del derecho, que encadenará la libertad de imprenta, que proscribirá la virtud, y veréis en ese día el cáncer descubierto que velaba el oropel!

"Somos utopistas porque no aceptamos la escuela rutinaria de los métodos empíricos y repentinos, ni la mente humana como una especie de buche de avestruz, donde van revolviéndose a guisa de piscina probática, el Catecismo, la Gramática y la Aritmética en su parte abstracta...

Es utopía comprender que la escuela moderna, la escuela de Pestalozzi y Froebel que recibiendo el alma sus impresiones por medio de los sentidos, la escuela es el invernáculo donde se educan los sentidos por medio de los procesos científicos, con lecciones sobre las cosas comunes primero y sobre los objetos después, para perfeccionar adiestrando esos conductores destinados por la naturaleza a ponerse en contacto con el mundo externo y visible".

Juana Manso