Cartas de Juana Manso a Domingo Faustino Sarmiento



" Estoy sola, pero la palabra de Sarmiento viene de tiempo en tiempo como la exhortación piadosa del misionero a consolarme en mi aislamiento"
                                                                                                                             
                                                                                                                                  Fecha posible 1863
Exmo. Sr. Dn. Domingo F. Sarmiento.
Distinguido Señor: Se ausentó de Buenos Aires sin decirme adiós; y hasta la fha. no tengo noticia de que haya Ud. recordado mi nombre pa'nada. En el idioma de los hechos esto quiere decir que V. no es mi amigo pero yo lo soy de Ud. y lo pruebo escribiéndole, ahora que está tan lejos de Buenos Aires, aunque en un puesto tan elevado, pero no en relación con mi posición. Deseo hablarle un poco de todo, sin que en ese todo se comprenda la política, no es de mi genio. Como lo vaticinaba yo, se fue Ud. y el marasmo se apoderó de las escuelas! Hace año y medio que no sabemos lo que sea un "examen" y sin las aspiraciones de nuestro Poncio Aguirre (Pilatos), sin las planillas del movimiento, y los informes trimestrales nos creeríamos en plenas Batuecas. Decía Ud. en uno de sus poéticos artículos sobre la educación, que los maestros de Escuela éramos "los obscuros obreros del porvenir" y yo le aseguro que apenas somos unos autómatas relegados en los últimos círculos del purgatorio social! Los Anales de la Educación murieron de apoplejía fulminante al arrojar una fosfórica llamarada a la faz de un "grande hombre"! y todo eso fue el resultado de una indigestión general! En verdad, los Anales de la Educación, esa esperanza de los que poseemos sentido común, recibió en sus inmaculadas páginas, las tiernas elucubraciones del Sr. Alarcon y "Cadde come corpo morto cadde".
Dejó Ud., hasta el N.° 4 de ambos sexos y se han creado el 5° y el 6.° ya debe saberlo; pero lo que ignora tal vez, es que removido por Lobos el Preceptor de la Municipalidad de la Catedral al Sud; dividieron el Magisterio, y la maestra que hoy la regentea escribe, así xexos!!; fue mi ayudante, se vestía de máscara en el Carnaval y paseaba de "tarde" por la "calle". En el 5º dicen que está una Sra. que fue lavandera; y en el 6º hay una niña de veinte años con un sobrinito de tres años! Muy feo negocio, señor Sarmiento! Será acaso mucho exigir que no se confíen las escuelas a personas de conducta equívoca, o le parece a Ud. que la moral sea una condición indispensable en el que toma sobre sí la tarea de la "educación"? o no es necesario que la voz del maestro insinúe alguna vez los sentimientos del honor en el corazón del alumno? Estoy a obscuras sobre el particular.
Publiqué al fin mi Compendio (1); en el Departamento dejé un ejemplar para Ud. con estas palabras: Al Sr. Sarmiento: recuerdo de una amiga. Le remito otro ejemplar por que tal vez allí se hayan olvidado de enviárselo. La publicación del Compendio, me ha conquistado el odio del Sr. Inspector, y el departamento se halla en serios embarazos para dictaminar en el expediente de adopción; esto a pesar de la carta del General Mitre, y de haberse subscripto el gobierno por quinientos ejemplares. Es que en materias de literatura el departamento es algo difícil; no sabían que remontar un río es navegar contra la corriente; y a pesar de invocar yo en mi abono el Diccionario de la Academia, el Inspector dice que remontar es cosa de barriletes! En "foncée" la Academia! En favor del libro, opina Luis Domínguez y otras personas incapaces de defraudar el trabajo ajeno; lo que no obsta a que yo esté hoy entre "a crus e a caldeírinha" como dicen los portugueses: he prevenido al Sr. Jefe Interino que a otra visita de desagrado del Sr. Inspector, elevo mi renuncia; pero hoy un amigo me aconsejó que no haga tal y que eleve mi queja al Gobno. del insólito proceder de este Sr. que no quiere que nadie viva sino él.
Legon acaba de publicar creo un tratado de aritmética, debe ser bueno porque es un hombre de saber.
Me ponderan la actividad de Ud. en el progreso de esa generosa provincia; consuela el corazón, saber que Ud. al frente de los destinos de su pueblo será como un padre para curar tantas heridas mal cerradas y derramar un poco de bienestar, en esa sociedad tan hondamente conmovida; Dios le de muchos años de vida para la felicidad de nuestro país; con lo que no puedo conformarme es conque Ud. ya no esté al frente del Departamento, porque si Dios no lo remedia, el edificio se derrumba; todos se interesan por las escuelas, aman de veras la educación pero es necesario la energía de una alma como la suya, y una cabeza como la suya para llevar a cabo esta grande obra de colocar el edificio de la instrucción, sobre bases sólidas e inconmovibles. Ahora, si acaso me contesta, empiece con sus bromas de siempre, y si me da carpetazo lo sentiré pero al fin no le querré mal por eso, porque nosotras las basbleu, somos unos animales anfibios, cuyo único valor es la pollera; y desde la invención de los miriñaques, ni eso, porque ya no hay mujeres sino amazonas. Soy su affma. compatriota.
Juana P. de Noronha.

(1) 1862.


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Buenos Aires, 26 de Mayo 1866

Sr. Don. Domingo F. Sarmiento
Mi estimado amigo: Los Anales de Abril le llevarán la vista de la Escuela Sarmiento, y los de este mes buscaré proporción que se los lleve; casi todo el número lo ocupan sus cartas una a mí y su última a Pazos, reservando la que me trajo el joven Arosemena. Ayer estuve en la Plaza; revistarían mil niños que cantaron bastante regular desfilando después por delante de la Municipalidad. Me contó el Inspector que la víspera el Sr. Peña había repartido medallas y diplomas a los mejores cantores. Como a mí no me convidan para ninguna de sus farsas nada puedo decir respecto a la Escuela de Música de la que me ponderan los progresos. Días pasados estuve en el Departamento en horas de oficina y no encontré alma viva, todos estaban en la Escuela Normal que es el sueño dorado de Peña; ahora salió Santa Olalla, que ha entrado a la Catedral al Norte en reemplazo de Larguía que, renunció, y en la Normal está Chanelet el que era maestro de San Isidro. Peña es Catedrático de Filosofía en la Universidad, Director de la Escuela Normal y Jefe del Depto. No puedo conseguir los movimientos, y en cuanto a los trabajos del Dpto., dan risa, rabia y lástima, de tales sonseras consisten. El día a que me refiero estaban de exámenes en la Normal y me lo habían llevado al pobre Pazos que se ríe con migo a banderas desplegadas en los hocicos de estos pobres golpeados. Con motivo de los tales exámenes apareció un suelto en la Tribuna encareciendo los progresos de la Normal!!!
Tenemos a Alsina de Gobernador, Avellaneda y Varela Mariano, de Ministros, pero el Gobernador en su programa, ni palabra de la instrucción pública! Este año ni sabemos cuántos niños aprenden a leer en la república. Recordará Ud. una plantilla en blanco que le envíe y cuyo padrón di yo; pues bien; impresa como la llevaron de la Imprenta esta sobre la mesa del oficial mayor del ministerio; pregunto el otro día por más y me contestan que no la han mandado por la guerra! Pobre país! Desde que Ud. falta de Buenos Aires, hemos progresado en iniquidades y desmoralización. Chivilcoy se lanza en el camino de la Reforma; le adjunto el Reglamento de sus Escuelas Públicas. En mi contestación a Villarino, insisto porque renuncien á la subvención que le mandan de aquí, porque manden buscar tres maestras bostonianas y dividan su partido en distritos escolares. Brand estuvo la semana pasada y ya regresó a Chivilcoy, colgarán los Doctores de la Ley las doctrinas del Reglamento que van a presentar. La Comisión Municipal de la ciudad ha andado visitando las escuelas, y ha entrado en consejo con el Inspector y el Jefe, pero no dan en bola; nada de construir escuelas, nada de agitar la opinión, nada de estudiar los movimientos, creen que es todo punto inútil. El Colegio Nacional de Buenos Aires, gasta como 70 a 80 mil pesos mensuales en educar a todos los hijos de los Senadores y Diputados de la Nación, oh! como lo conoce Ud. Están proyectando gastar cien mil pesos en una nueva Convención para reformar la Constitución, y Dios sabe sino suprimen los ciento veinte pesos mensuales que el Gobierno me pasa para los Anales, no creo yo que haremos nada, o antes Ud. y yo moriremos en la demanda sin haber conseguido, ni vislumbrar el albor consolador del porvenir. De mi circular dirigida a las Municipalidades de Campaña buscando subscripciones a los Anales, solo han contestado Chivilcoy pr. 40 — Belgrano por 3, Lujan pr. 4 — Salto por 5 (antes impagos) — Merlo por 5 — Mercedes por 10 a puro pujar, el 25 de Mayo un NO redondo, el Tordillo por 2 y no hay escuela allí, estoy esperando a Mendiburo; el Baradero pr. 4 ejemplares, aquí estuvo el Municipal del Banco y el Preceptor, un excelente sujeto. La Campaña no esta contenta, con el departamento y cada día más descontenta con la Sociedad de Beneficencia. Lea y diviértase.
Dirigí un oficio a la Sociedad acompañado de un ejemplar de los Anales sabía que le iban a rechazar pero quería divertirme con las viejas. De allí a días lo devolvieron y que no se subscribían faltas de dinero. Les contesto con otra nota y les regalo 50 ejemplares mensuales para sus escuelas a nombre de Rivadavia que, extendió a la mujer los beneficios de la educación. Mi nota hizo el efecto de una bomba, casi les da un tabardillo de rabia, así es que devolvieron los 250 ejemplares eran cinco meses de los Anales! Hace pocos días, a un cura polaco que anda pidiendo limosna pa los católicos polacos, esa misma Sociedad le envió cincuenta libras esterlinas! Todo farsa! La claque católica de Buenos Aires ha dado una lectura pública con el mismo objeto, a mí no me han convidado, soy hereje, hacen bien.-No olvide a su firme amiga.

Juana Manso.


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Buenos Aires, febrero 5 de 1868.

Señor D. Domingo F. Sarmiento.
Mi estimado amigo. Ya que tan bien le ha parecido la idea de dirigirme a Ud. para ciertos asuntos en letras de molde voy a repetirlos hoy en las columnas del Nacional para que más pronto llegue a sus manos esta carta y por lo que estando impreso el número de los Anales correspondiente a Enero, tendría, a seguir aquel camino, que esperar el paquete de Marzo y yo deseo para el próximo 12 del corriente enviarle mis sinceras felicitaciones por las manifestaciones de la opinión a su favor. Cuan gratas deben ellas ser para su dolorido corazón! Cuán merecidas las tiene, y cuánto honor hacen a la juventud culta, independiente y sensata de la República Argentina!
Debiese su candidatura ser derrotada, por cábalas gubernativas, o por la reacción del elemento autocrático del caudillaje, esas manifestaciones espontáneas del patriotismo inteligente, nos salvará al menos el honor de este desgraciado país, ante los contemporáneos como ante la posteridad.
Es altamente glorioso para Ud. a la distancia, pobre de fortuna, sin partido organizado, atraer a sí como un reflector, magnético y concertar en su personalidad lejana todas las simpatías, como todas las esperanzas de un pueblo infeliz, pero palpitando de impaciencia por entrar a la vida de las naciones civilizadas, regenerándose en el bautismo santo de la educación. Qué triunfo para mí, que en el silencio de mi humilde hogar concebía la esperanza de que llegase este día! El día de oirlo aclamar por los buenos, como el piloto salvador de la nave que despedaza la borrasca! La primera vez que me atreví a insinuarle esta idea, me respondió Ud. hace dos años: "Sólo en una cabeza como la suya puede entrar la idea de que un hombre que se ocupa de escuelas llegue a ser presidente".
No creía Ud. en su popularidad, ni en que las escuelas fuesen aun la íntima y santa aspiración de estos pueblos despedazándose ha tantos años en luchas estériles para alcanzar la libertad! Qué hermoso desengaño le reservaba el porvenir!
Algo muy original está pasando a este respecto: donde se lanza algún manifiesto proclamando su candidatura, recibo yo de los primeros un ejemplar o varios. De Chile escriben sus "rasgos biográficos", y me mandan un paquete por el correo, con algunas líneas manuscritas para que los haga circular. La comisión nombrada por el pueblo de San Juan, me dirige con varios ejemplares del manifiesto, la circular que se ha pasado a las "entidades políticas" con cargo de corresponder cada quince días con la comisión.
Tucumán levanta el Club Sarmiento, y bajo sobreescrito se me envía el manifiesto honroso de ese pueblo. Ahí tiene Vd. pues, los pueblos de la República Argentina, provocando espontáneamente el advenimiento de los "derechos de la mujer" a la vida pública sin solicitarlo ella! Es también porque Ud. es hoy para estos pueblos, un propósito vivo, un programa nacional, más que un hombre, porque a Ud. a su nombre, a su advenimiento a la presidencia se vincula una esperanza ardiente: la de cerrar para siempre una época de horrores y borrascas, abriendo otra de reparaciones y de empresas útiles. Esa benevolencia en recordarme a mí en medio de una agitación febril electoral, es la aquiescencia a la propaganda de la educación del pueblo como base inconmovible de la República. Si su corazón hondamente herido por una pérdida irreparable, no puede alegrarse con aquel júbilo de otros días, consuélese al menos con la estruendosa justicia que le hacen sus paisanos.
Será Vd. presidente salvando al país de su total ruina; o no lo será consumándose la catástrofe, la historia registrando este hecho en sus anales hará cumplida justicia a las elevadas miras del partido liberal tratando de poner al frente de los destinos del país, el hombre guía, el solo HOMBRE capaz de arrojar en esta tierra empapada en lágrimas y en sangre, la "simiente verdadera" del gobierno popular, la educación por todos y para todos.
Voy ahora a su carta que me llega impresa. Desde la "ovación" de Chivilcoy, he bajado la voz como Ud. me lo aconseja, y tanto que rara vez hablo por la prensa diaria, si bien desde las columnas del Inválido Argentino he contestado al "liberalismo revolucionario", con el "liberalismo ultramontano", y para atenuar el hastío que suele visitarme en la inacción a que me reduce la costumbre, por pasatiempo reproduzco en folletín una novelita original de los tiempos en que yo escribía dramas y novelas en el Brasil por el año 52.
Su otra carta: "Lecturas" de Carlos Dickens me tuvo mohína un día entero. Así leo yo también; así oí leer una vez al Dr. Castello, portugués, hermano del poeta ciego del mismo nombre, Feliciano do Castello, el autor de los "Zelos del Cardo", de la "Noite do Castello" y las "Reminiscencias históricas" de Portugal. No conozco otro modo de leer y cuando por desgracia mía soy obligada a oír estos discursos con olor a sermón tan en uso entre nosotros, digo suspirando en voz baja: Quién pudiera hacerles entender que necesitan aprender a leer!
Muy pequeña ejerciteme en ese arte, mi única y sola diversión de la infancia, puesto que las demás me aburrían; figúrese Ud. que yo creía leer primorosamente cuando al hacerlo una vez en Río de Janeiro, hace doce años delante de un maestro del conservatorio de París, aquél buen señor se puso a arremedarme (sic) probándome que todas mis inflexiones eran como él decía: estrambóticas! No hubo más; sujéteme a nuevo aprendizaje y a pesar de que mi maestro solía "rudoyer" un poco, acabó por quedar vencido por mi extrema docilidad y habilidad con que progresaba. La lectura es un arte precioso;tengo una hija que tiene para ello un talento especial que de nada le sirve aquí; en Chivilcoy leyó "Una hora de coquetería" por la Sra. Gorriti a la que quise asociar por su bello talento de novelista; pues creerá Vd. que mi pobre hija pasó por una "niña desenvuelta"? Nacida en Norte América, detesta las gazmoñerías, pero tiene el espíritu yankee y si me hubieran dejado quieta por allá como yo lo deseé, acaso esta hija sería hoy algo de muy distinguido, porque es artista en el alma y en la organización. Si aquí hubiese de poner su talento al servicio de la escasez de su fortuna, ay! qué disgustos no le esperarían! Para contenerla, en los inviernos, hacemos comedias de sociedad; el Sr. Higginson su recomendado (hoy rector del colegio del Uruguay) asistió a la última función y me dijo que era la primera hora agradable que pasaba, desde que había dejado su país y sus afecciones; calcule Ud. qué satisfacción experimenté con tal confesión! ¡Qué buenos ratos pasaríamos por aquí si fuesen posibles estas diversiones inocentes!
Y si yo fuese norteamericana en vez de argentina, de cuánto me servirían los recursos de mí inteligencia guiados por mí voluntad, como elemento para adquirir amplios recursos con qué proporcionar el bienestar de los míos! En vez de la penuria a que me condena nuestro modo de ser trabajaría con fruto y con gloria!
Grande será mi dicha en haber escandalizado toda una raza redimiendo la personalidad intelectual de la mujer de las torpes tradiciones orientales que nos legó la conquista; pero cuando una es madre a la vez y ve sus hijas sufrir, no es tan fácil conformarse con el martirio! Esperaremos que el porvenir cambie situación tan poco agradable; y que rompiendo los hábitos consuetudinarios fatales que nos petrifican en la adoración del pasado, nos incorporemos alguna vez al movimiento del siglo!
Las escuelas pasaron de moda, hoy es el cólera el que se lleva la palma. Treinta mil personas se calcula que han perecido desde marzo de 1867 hasta la fecha; ya no se trata pues, de vivir sino de morir. Y a propósito, el Consejo de Higiene ha tenido una "idea luminosa": abrir lazaretos permanentes y enviar por "Sesenta Hermanas de Caridad” para enfermeras.
Quería Vd. maestras bostonianas? Para ellas no hubo dinero ni eco en el gobierno: para este otro cargamento, ya el Sr. Ministro de Gobierno de la Provincia se ha dirigido al Sr. Frías, que tiene aquí algo parecido a una Mensajería o Agencia de esos géneros o animalejos, -jesuítas, frailes, hermanas de caridad, (a sueldo, bien entendido, tanto por cabeza) y parece que la cosa se arreglará, vendrán esas santas mujeres con obligación de ir a la campaña porque es que por ahora las que tenemos aquí son de escaleras arriba, las que vienen serán de escaleras abajo.
Aquí en la ciudad, insolaciones, indigestiones, cualquier indisposición ha sido curada por cólera, dos terceras partes han muerto de los remedios: figúrese Ud. lo que habrá sido la peste en el campo, donde las madres han abandonado a sus hijos, y los hijos a las madres!... Ha sido preciso incendiar ranchos porque nadie quería enterrar los muertos: otros los han sacado a lazo arrojándolos a un pozo. Centenares de niños huérfanos y otros han perecido faltos de alimentos. Qué horrible es la barbarie! El flagelo ha servido para presentarla con toda su desnudez!...
El pánico ha sido tal que él también ha hecho centenares de víctimas. Chivilcoy fue invadido por el flagelo; de tres a cinco docenas diarias de muertos.
Perdimos a Villarino, el apoyo de la educación en Chivilcoy!
Acaba de morir Pacheco que era un honrado vecino y propicio a las Escuelas. Qué desgraciado país! Cuántos sufrimientos! En medio a la estación de las frutas y legumbres el miedo los tiene a carne nada más, y qué carne! Como Tántalo, con los dones del Creador a las manos, y todo les parece veneno Ya no hay corazón para resistir las pérdidas; es una hecatombe sin fin! La debilidad del organismo por falta de la educación física, es incapaz de resistir el mal que en breves horas los lleva al sepulcro. No saben tampoco resistir al pánico, porque falta la fuerza moral, que solo da la educación moral. No saben definir lo que sienten porque nadie recuerda que las nociones de higiene y la fisiología son esenciales, no sólo a la preservación de la vida, sino a saber definir esos desacuerdos dinámicos del organismo que se llaman enfermedades; y nuestros médicos, sea dicho sin ofensa de su talento, parece que están a oscuras como la generalidad. Así es que toda enfermedad ha sido calificada de cólera y la prisa que se han dado en tomar antídotos o remedios contra coléricas ha ocasionado un sinnúmero de muertos.
La guerra exterior sin fin y sin solución, porque la paz con López es el deshonor del país; la montonera todavía convulsionando la sociedad y para colmo de desventuras la seca, la langosta, la pérdida de la cosecha de trigo, la peste, el hambre en perspectiva y la desmoralización que es consiguiente a estas épocas lúgubres…Volvamos la hoja!
Allá en el confín del horizonte brilla como una aurora boreal la esperanza de mejores días! Las manifestaciones de la opinión que llegan de todos los puntos de la República y lo aclaman candidato a la presidencia futura, descubren al espíritu observador un rasgo hermoso que consuela; quién lo diría mi estimado amigo! Eureka! la educación es el ideal de estos pueblos, el bello ideal en que se lanzan con un fervor que preludia el estremecimiento del entusiasmo a la obra de la regeneración! Su apostolado no ha sido inútil, su palabra no ha caído en tierra estéril, el vínculo de simpatía que existe entre Ud. y los pueblos, es la fecunda esperanza de que Ud. les dará "Escuelas". El grito que se escapa estridente de todos los labios! gracias, Dios mío, que ha llegado este día!
La serenidad ha descendido a mi espíritu que nunca mi corazón ha latido tan suavemente por la patria. Oh!, cuánto amo a mis hermanos de San Juan, de Corrientes, de Córdoba, de La Rioja, de Salta, de Tucumán! Porque Buenos Aires ha necesitado un "meeting", que se ha fraccionado en opiniones, que no ha escrito un manifiesto como el del Club de Sarmiento, en Tucumán! Qué bella página, mi amigo! El hombre que ha sabido, arrancarle al corazón de un pueblo, debe reconciliarse con todos los dolores que hayan podido acibarar una vida sembrada de borrascas. En el meeting del día 2 hubo un episodio interesante: alguien protestó contra la votación escrita porque la mayor parte de los ciudadanos de Buenos Aires no saben escribir! No quieren aprender, debió añadir! o algunos no quieren que aprendan!
Tiempo es ya de terminar esta larga carta, felicitándolo por el espléndido triunfo que alcanza su perseverancia de tantos años. No en lo que respecta su satisfacción personal, sino en la transfusión de su pensamiento en la mente de su pueblo, en haber conseguido al fin que el ideal de su alma, sea prohijado por una generación entera y ver elevarse su nombre entre las auras de una popularidad merecida, lanzado por millares de bocas como una plegaria o una invocación, haciendo de su nombre SARMIENTO, el sinónimo de un vasto programa de felicidad común con la educación por base. Estos triunfos pacíficos que a nadie cuestan una lágrima, estas glorias sin remordimientos y sin zozobras, qué hermosas son Dios mío! Qué grande revolución en las ideas significa este afán de los pueblos en llamar al frente de sus destinos "al humilde maestro de escuela" como le llaman los tucumanos. Si triunfamos de los últimos escollos que embarazan el camino, el pensamiento político de Mayo se cumplirá y la República Argentina verá al apóstol de esta nueva faz de nuestra inmortal revolución.
Con Ud. presidiendo los destinos del país arrastraremos la América en peso a la Confederación de las Repúblicas por Congresos educacionistas, plantará Ud. el grano de mostaza que cobijará a su sombra las generaciones del porvenir,

Su affma. Juana manso.


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Buenos Aires 31 de Dbre, 1868

Excmo. Sr. Dn. D. F. Sarmiento.-

Mi estimado amigo: Anoche recibí su apreciable fha. de ayer y en cumplimiento de mi anterior promesa, vine en este momento a pedirle, almorzar con Ud. el último día del año para terminarlo juntos, y de viva voz darle mis felicitaciones por la terminación de la guerra del Paraguay y ofrecer mis votos para el nuevo año; pero el hombre propone y Dios dispone, me encuentro en taperas y me volveré en ayunas a almorzar donde pueda. Es un chasco que si cayese bajo el lápiz de Stein haría reír a mis costillas. -Sobre Benites, le daré la clave del enigma; es una coincidencia fatal que le haya ofrecido Ud. el Jugado de San Juan, el mismo que por intermedio de Dn. Nemesio Rojo, le hizo ofrecer el General Mitre como especie de transacción y a la vez destierro político hace un año; confiese Ud. Que debe haberle producido muy dolorosa impresión. En su respuesta de falta de prestigio para ser juez, hay más sinceridad que alusión, porque ayer mañana me decía: "he hecho mal en adelantarme, me falta ilustración, literatura y un estudio más extenso de la historia, voy a serenar mi espíritu al Paraguay» -Dice Ud. que "soy madre" y de "cada desamparado que encuentro hago un hijo mimado", acepto la calificación; no he olvidado aquella máxima que es base del cristianismo... "haz a tu prójimo lo que para ti desees". - Comprendo que los cuidados de su administración han de absorber su preferente atención pero no eche mi amigo al olvido que se gobierna con los hombres; que por consecuencia, los intereses individuales y las pasiones de cada hombre suelen pesar en la balanza de las resoluciones íntimas más que el deber y la abnegación; así como que, las pequeñas causas producen grandes efectos. Bueno es tender la vista y dilatar el alma por los horizontes del infinito, pero en el poder es donde más debemos recordar a los que sufren y los amigos desgraciados. -Perdone el sermón, estoy inspirada en el ayuno. Ahora no se hasta cuando porque no puedo venir á menudo. Buen año y mucha felicidad.- Su invariable amiga.-

Juana Manso.


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Excmo. Señor Da. D. F. Sarmiento

Mi estimado amigo: Incluyo a Vd. otras pruebas en galera, pues el Impresor me hace presente las dificultades de corregir en la página armada. He recurrido al testo y al Diccionario como Vd. ha marcado, sin motivo de arrepentirme de las veces usadas, aceptando empero sus indicaciones con salvedades como en la voz "preciso", más castellanas que nosotros, puesto que somos argentinos. Además, cualquier escritor manejando medianamente el portuguez (sic), en la ocacíón (sic) presente habría dicho "ñao careco", que es mucho más elegante y correcto, porque el "precizo" portugués aunque semejante en su fondo al español como lenguas que se confunden en su origen no tiene una acepción idéntica.
Los claros que notará en esta prueba son palabras griegas que así están en el original, pero nuestras imprentas no tienen grifo griego. El Sr. Regazzoli autor de una historia universal hoy en prensa, traducirá para mí esas palabras.
"Elemtheria", así escrito en el testo inglés, debe ser voz griega en el tipo vulgar, acaso signifique Libertad como parece indicarlo el sentido de la frase. No conozco la lengua de Homero. No olvido que estos libros serán acaso criticados con acrimonia, pero creo a la vez que el gobierno como, dueño de imponer sus condiciones habría hecho bien en poner a su decreto de traducción la cláusula de censura previa antes de abonar el trabajo. Esto era lícito aun cuando acusase poca confianza en la elección de los traductores, los que por su parte hubieran tenido toda la libertad de aceptar o no las contriciones de su nombramiento, mientras que con el proceder actual no sólo gravita sobre ellos una responsabilidad sino que para algunos es mortificante, y una humillación gratuita que acusa en los "literatos" de este país la última de las miserias humanas: no saber su propia lengua.
Esperando sus órdenes me suscribo como siempre su affma.

Juana Manso


15 de Sepbre. 1869.




Cartas de Juana Manso a Mary Mann




Buenos Aires, 11 de Agosto de 1867

Calle San Martin 299


Señora Da. María Mann.
Mi querida señora: Tengo dos cartas suyas pa. responder. La primera fha. 5 de Fbro. que recibí con bastante atraso y la que por mano de los S.S. Dr. Thayre y Higginson, ha tenido V. la bondad de dirigirme; haciéndome el honor de recomendarlos. Sus interesantes cartas son para mí un consuelo, como lo será la lectura del precioso libro "Pensamientos de Horacio Mann", que con el retrato de aquel inmortal apóstol de la humanidad me ha entregado el Dr. Thayre en nombre de V. En adelante cada número de los Anales, mientras me sea dado escribirlos, llevarán alguno de esos sublimes pensamientos.
El mismo Dr. Thayre me ha favorecido regalándome el segundo tomo de las Lecturas y Reports de Mr. Mann, poniendo a mi disposición otros Reports muy interesantes. Esta clase de lecturas, me consolarán en el completo naufragio de mis ilusiones y de mis esperanzas, lo que no debo ocultar a V., puesto que en mi modo de ser y de pensar la sinceridad está arriba de toda otra concideración (sic), y este amor inalterable de la verdad y de la justicia, son los laureles de mi derrota, puesto que hay derrotas que son un triunfo. El Sr. Sarmiento creo que más bien trata de engañarse a sí mismo que no suponer cede a ilusiones cuando conoce tan bien el modo de ser de su país y mío. Yo he luchado con una osadía y un arrojo de que sólo mis numerosos artículos en los diarios podrían dar a V. una idea, y solo enmudeceré para combatir la injusticia, cuando deje de existir o la fueza me lo vede. Nada he conseguido; ese movimiento de la prensa es un falso síntoma, es una apariencia del Jesuitismo para desnortearme (sic) a mí. Se ha hecho mucha bulla con la Ley de Escuelas, fui llamada por el gobno. de este Estado para trazar el proyecto, y cuando pedí tierras para constituir el Fondo permanente del Estado, no sólo me las han negado, sino que en una consulta de dos horas con el Ministro, pude apreciar que no hay intención seria de organizar la Educación como es debido. Quisieron que les hiciera un reglamento fofo que a nada conducía y decliné el honor que se me ofrecía, prefiriendo quedar con mis convicciones y mi sinceridad, antes que sacrificar mi conciencia. El estado del país, por otra parte, es horrible; es el desquicio universal, el desplome de la sociedad que falta de las bases de la moral y de la inteligencia cultivada, rueda en el vacío a precipitarse en el abismo. La guerra, como un vasto incendio, nos envuelve por todas partes, no hay "un hombre" que domine la situación, y yo no sé qué fin llevaremos todos.
Sus recomendados no han encontrado acogida en ninguno de los dos gobnos. y temo que se quieran volver a E. U. Todavía veré si de otro modo pudieran quedarse. Le remito por este paquete los Anales de Julio, y por buque de vela le enviaré desde Fbro. El próximo paquete volveré a escribirle.

Su ffma.

Juana Manso.


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Buenos Aires —
Noviembre 25 de 1866

Calle San Martín 299.

Mrs. Mary Mann.

My dear lady: I am grateful to you for your very Kind letter of the 27th. Augt and I vill do all in my power to meet your viens, not only as regard those upon Education, but also the benefit's to myself in having such an acomplished and appreciated correspondant. I hope too, to translate many of your writings for my Anales, wich-will be enriched by your worthy thoughts.
And now my dear lady I beg your pardon and having thow to you my bad english I am gown to continue my letter in my lenguage, in regard to be more comprehensible to you.
Mis trabajos son a la verdad no tanto, (no diré como bondadosamente V. los juzga), "admirables", sino arduos y difíciles, porque estoy "sola*'. No hay aquí la posibilidad de reunir amigos, o prosélitos, o asociación: no existe interés de especie alguna por la educación pública, y a eso se reúne que la muger no tiene entre nosotros personalidad intelectual sancionada por los códigos o las costumbres. La muger en esta América es un menor, su influencia, ninguna, son semillas coloniales. Necesario se torna explicar a V. las causas que se oponen entre nosotros al desarrollo de las ideas y de los progresos de la civilización moderna, encarnada hoi en el pueblo de los Estados Unidos.
Nuestro país salió de la vida salvage por intermedio de la conquista, y los maestros que la iniciaron a la civilización, fueron, el fanatismo, la rutina y la pereza.
Los Españoles no daban otra educación a sus hijos entonces, ni hoy. Dividíase la tierra en inmensos lotes, arrojando así los cimientos de la desigualdad de la riqueza, y cerrando la puerta del porvenir a centenares de generaciones, mientras se creaba así un feudalismo de dinero. Leyes especialmente inadecuadas al desarrollo moral e intelectual de la humanidad formaron temprano la trama de nuestra sociedad y su estructura física
La revolución que a principio de este siglo conmovió toda la América del Sud —dirigió sus primeros esfuerzos al rompimiento material con la madre patria que efectuó la Independencia, quedando en las fibras del cuerpo social las envenenadas raíces de la Colonia.
Esa fué la mente de Rivadavia que no comprendieron. Vino la reacción del despotismo primitivo, encarnada en Rosas que reinó veinte años.
La tentativa de la aplicación de instituciones democráticas y liberales sin pueblo que las comprenda y ejecute, hai ' "
(Aquí se interrumpe el manuscrito)



Otras cartas de Juana Manso 

Carta de Juana Manso a su sobrino


Querido Olivio: Me escribe el Sr. Sarmiento que tus profesores están contentos contigo, y puedes hacer idea que esta noticia ha sido para mí de verdadero placer, puesto que todo mi anhelo es que lleguen todos Vds. a ser unos hombres dignos del nombre de su padre. Como de Saturnino, los informes no son tan buenos mandé proponer al Sr. Alvarez que cambiase enviando a Ramón y trajesen a Nino a la Escuela de Palermo; pero tú sabes que yo no tengo el dinero de vosotros y sólo puedo dar una opinión. He instado bastante para que vaya Ramón pero he comprendido que no quiere Dn. Pedro mandarlo, y yo no estoy contenta con los Colegios aquí, no me gustan. Ra¬món ha comenzado este año el inglés. Escríbeme todos los meses máxime ahora que dicen, se viene el Sr. Sarmiento. Sigue tu buena conducta que no te ha de pesar, algún día valorarás el bien que hoy recibes. — Recuerdos a Nino y a ambas de las muchachas. Ramón está a pupilo en lo de Hempel, viene a comer los domingos, siempre pelele.
-Un abrazo y un beso.

Juana Manso

Buenos Aires,12 de febrero de 1867

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Carta de Juana Manso al Presidente de la Sociedad de Estímulo Literario


Buenos Aires, enero 25 de 1868.


Sr. D. Alejo Aveleyra, Presidente de la Sociedad

"Estímulo Literario".
Distinguido señor
He tenido el honor de recibir la carta de fecha 19 del corriente, que me dirige V., a nombre de la Sociedad "Estímulo Literario que acaba de fundarse por algunos jóvenes amantes del progreso, participándome que ha tenido á bien nombrarme como Socia honoraria y aun invitándome á asistir á sus reuniones.
El objeto que Vds. se proponen no es solo noble, Sr. Presidente; es vital para nuestro país. ¿Qué son los pueblos sin literatura ante la historia? Polvo disperso sobre la superficie de la tierra, nada más. ¿Qué otra huella del pasaje puede dejarse en pos de la vida material, que las conquistas de la inteligencia, los libros y los monumentos?
...Hoy son Vds. un núcleo de jóvenes, ardorosos en el estudio; pero mañana serias responsabilidades pesarán sobre sus estudios juveniles aun cuando llegue ese día no olviden que el verdadero estímulo literario es combatir la ignorancia: enseñar á leer al pueblo para que haya escritores y la carrera de las letras ofrezca no solo gloria sino medios de subsistencia al operario de la intelijencia.
La generación que emprenda con fé la difusión de la enseñanza entre nuestras bárbaras masas, será una generación bendita y su obra el cumplimiento del testimonio de Mayo.
Agradeciendo a Vds. la honrosa distinción, les confieso que ella es para mi tan valiosa, cuanto que la considero una especie de justicia póstuma.
Rodéame la indiferencia y persisto; brisas glaciales se ciernen sobre mi cabeza y persisto — acaso la perseverancia de un apostolado que se desecha por inútil, será la sola memoria que dejaré a mi patria.
Con los votos que hago por la gloria y porvenir de esa Sociedad saludo al Sr. Presidente, á quien Dios guarde.

Juana Manso


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Carta de Juana Manso al Director de ¨La Ondina de Plata"


Belgrano, 7 de febrero de 1875.-

Muy distinguidos señores: Con tres días de retardo y el hallarme en el campo ha obstado el que contestase antes la atenta y la honrosa carta que han tenido V. V. la bondad de dirigirme, depositario en mi humilde criterio un grado de confianza que acaso existe más en la bondad de V. V. para conmigo que no en mi propio merecimiento. Antes de ahora había leído el programa del semanario que V. V. se proponen publicar, simpatizando tanto o más con el noble intento de V. V. cuanto más de una vez he lamentado hondamente en el fondo de mi alma, el extravío de la libertad de la palabra escrita, convertida por la irreflexión de los que la manejaban en la horrible picota adonde se clavaba sin piedad el honor de la doncella, como el de la madre de familia. Esa falta de respeto a la mujer ha hecho un gran mal a esta sociedad, degradando la más bella porción del linaje humano, por el sarcasmo y por el ultraje llevado hasta la calumnia. Es tiempo, sí, que los espíritus elevados y los corazones generosos alcen con brazo robusto el lábaro de la redención de la más hermosa de las conquistas civiles, la libertad de la prensa. Qué juicio podía formarse seis años atrás de nuestra cultura el extranjero que leyese aquellos papeluchos, donde bajo el epígrafe "marítima" se lanzaba en pedazos palpitantes el corazón de las niñas sin recordar que Dios ha hecho invulnerable la conciencia individual, y que es una triste cobardía el llevar su mano sacrílega al seno de una desgraciada mujer para exponer a la risa el pensamiento escondido en el santuario del alma. Tiempo es también de cultivar por una lectura sana las facultades de una mujer; porque con madres estúpidas e ignorantes es un sueño pretender formar la familia. Pueden V. V. contar con mi póbre contingente para "La Ondina del Plata", siempre que mis numerosas ocupaciones no me lo estorben. Con este motivo soy de V. V.

Affina. S. S. Juana Manso.

Casa de Vds. Chile 312.

Carta enderezada a D. Luis Telmo Pintos, director de "La Ondina del Plata". — Conf. el nùmero 2, de febrero 14 de 1875


Cartas a Juana Manso



"Escriba, combata, resista, y agite las olas del mar muerto"

De Domingo Faustino Sarmiento
Lima, abril 10 de 1865.

Señora Juana Manso. (Fragmentos).
Esta mañana el sirviente de la legación me traía un jirón de diario, diciéndome de parte del joven Mitre, que lea eso. . . ¿Eso qué? Busco, y encuentro un articulo "La Escuela de Flores", suscripto Juana Manso, defendiéndose usted contra el cargo de haber avanzado que pueblos y gobiernos de la América latina no consagran a la enseñanza ni sus primeros cuidados ni todos los recursos que la amplían y engrandecen en otros países. Cómo se ha atrevido usted a tanto!
... Toda vez que leo sus escritos o sus discursos, le mando desde aquí mis cordiales felicitaciones, aunque vengan siempre mezclados con desahogos del dolor que causan las espinas que hacen casi siempre ingrata la tarea de hacer dar un paso adelante a los pueblos.
Si el recuerdo que de mi nombre veo en sus escritos, es muestra de estimación, exagerada de su parte, mandola para alentarla, mi sincera aprobación de sus esfuerzos, por evitar que se apodere la rutina de obra que no está aún en los comienzos siquiera.
... Cuando ciertas verdades de que depende la felicidad del pueblo no tienen todavía el patrocinio de la opinión, de la justicia, del derecho, entonces el que las siente y sostiene empuña el látigo y lo descarga sobre los publicanos y fariseos que profanan el templo; y eso hice.
Todas esas penalidades costó y cuesta siempre hacer un poco de bien. La opinión apoya después. Vea Ud si no ha de costarle amarguras decir que el Gobierno ni los pueblos prestan la debida atención a la difusión de la enseñanza.
...Pobres pueblos, dispuestos siempre a echarse con la carga a medio camino!
Hay más escuelas ahora que entonces y la mitad de alumnos que aprovechan las rentas que se gastan, y de ello, tomando la sombra por la realidad, se envanecen. El espíritu se va, el cuerpo, el esqueleto, queda. Una centena más de funcionarios, he aquí el resultado.
Entre la escuela y el niño hay un tercero y este es el padre de familia, sobre cuya voluntad, ni la existencia de la escuela, ni la renta malgastada, ni el gobierno tiene influencia. He aquí el escollo. Para desbaratarlo es preciso agitar la opinión pública, crearla, convencerla, interesarla, animarla, instruirla. La opinión es Moisés con los brazos levantados al cielo, sosteniendo el ardor de los combatientes. Si esos brazos descienden por cansancio, los ánimos desfallecen y el pueblo vuelve la espalda, aunque sepa que muy triste fin le aguardará.
... Los Estados Unidos con sus escuelas al principio, como base, han hecho en un siglo lo que la humanidad entera ha venido haciendo y deshaciendo en seis mil años de historia. El pueblo rey!
Me despido de usted tristísimo. Escriba, combata, resista. Agite la olas de ese mar muerto cuya superficie tiende a endurecerse con la costra de impurezas que se escapan de su fondo, la colonia española, la tradición de Rozas, vacas, vacas, vacas.
¡Hombres, pueblo, nación, república, porvenir!
Adiós.
SARMIENTO.

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Sra. D. Juana Manso. (Fragmentos).
Y ya que está usted confortada y robustecida para llevar adelante su cruz hasta el Calvario, diréle que por un motivo igual, acaso por algún renglón feliz que cayó en mis manos, supe desde temprano estimarla, y en Buenos Aires, en 1857, dolióme realmente la situación de una mujer de talento y con instrucción, a quien otras mujeres le negaban una pobre escuela para vivir honorablemente de su trabajo. De ahí vino la colocación de usted en la primera escuela de ambos sexos y su posterior vocación a la enseñanza.
No le disimularé que cuando hube dirigido a Ud mi primera carta sobre educación, personas que no la desestiman me escribieron aconsejándome en adelante cambiar la dirección, por temor de que la humildad de la persona disminuyese el efecto del escrito. Mi persistencia en dirigirme a usted en adelante, le habrá mostrado que no reputo humilde sino a los que hallándose en situación encumbrada son incapaces de ejecutar el bien.
Esos son los humildes;* pero el talento desconocido por la oscuridad creada en torno suyo, no es despreciable.
... Existe en Buenos Aires una institución para honrar a las mujeres. ¿Por qué no está la Manso en su seno? Porque es ocre. Verdad es que lo demás es pobre barro; pero todos hemos sido hechos de barro.
Continúe usted pues como me lo promete, en la noble empresa que usted cree haber sido yo quien le señalase a la actividad de su espíritu, en lugar de versos y novelas en que supone haberlo derrochado antes. Por el éxito de su ultima composición verá usted que es injusta con los dotes de su espíritu.
... Es que dos renglones de un escritor bastan para medir su capacidad, como el puñado de trigo que tomamos de la parva revela la calidad de la cosecha. Lo que se necesita es el conocedor, y ya han andado, usted sabe, los cuadros de Murillo dándose tumbos en los rincones de todas las capitales de nuestra América, hasta que fueron adquiridos por nada y fueron a embellecer los museos de Europa.
DOMINGO F. SARMIENTO.

* No se sabe bien qué valor daba Sarmiento a la palabra humildad. Se ve que aquí está mal empleada, desde luego, y con ello se prueba una vez más el poco valor que daba al uso correcto de los vocablos, no obstante las excelencias de su estilo


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Sra. Juana Manso. (Fragmentos).
. . .A mi regreso de una expedición al Oeste encuentro, entre otras, su correspondencia, respirando abatimiento en presencia de las dificultades con que lucha. No hemos de persuadirnos que algunas de ellas no son nuestra propia obra, como otras son la resistencia del medio ambiente. Sólo los dioses obran sin errar y aún así la Escritura recuerda que Eloin se arrepintió de haber creado al hombre.
Nosotros haremos obra humana llena de defectos, avanzando y retrocediendo, según que las resistencias lo permitan o lo impidan, cuando el temporal arrecia el piloto se pone a palo seco, porque la lucha es inútil. Esperemos mejores tiempos, que vendrán.
. . .Si le he aconsejado antes la abnegación y la perseverancia recomiéndole ahora la prudencia. Evite las luchas en que usted tendrá la desventaja de trabajar sin recompensa y sin estímulo. El viento sopla de proa. Téngase a la capa. Estudie, traduzca, compare, narre. Después reflexionará; más tarde aconsejará, cuando sienta una brisa favorable. El puerto está a la vista.

SARMIENTO.


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Señora Juana Manso (Fragmentos)
... La libertad tiene entre nosotros por enemigos a sus hijos y ni las formas ni el decoro que para los individuos guardamos se observan con las ideas débiles.
... La urna electoral compónela una mesa coja y media docena de jueces improvisados. Cómo hacerles comprender a la fuerza corporal que esa es la cuna de la República y que pueden sofocarla en sus luchas de pugilistas!
Cuando usted reciba asafétida en sus vestidos, no culpe de ello al pueblo. El que lo hizo es el mismo que acude a las puertas de los templos a estrechar el paso a las mujeres con codicias torpes.
Cuando usted reciba el bautismo de San Esteban, el primero de la larga lista de lapidados, no era a la escritora, a la lectura, a la educacionista. ¿Qué importa todo eso para excitar pasiones de ese género? Era, ¿lo creerá usted?, a la mujer inteligente. ¿Sabe usted de otra argentina que ahora o antes haya escrito, hablado o publicado, trabajando por una idea, compuesto versos, redactado un diario? Quien sabe si existen hasta dos en España, ya que de una se habla; alguna en Chile, si no es la señora del Solar que ha colgado su lira, como yace rota sobre su lápida la pluma de la malograda Clara Condarco. ¿Se rompe así no más la tradición del servilismo oriental que legaron a la mujer los árabes, dejándola la mantilla para que oculte el rostro, el sentarse en el suelo en la mezquita, que solo la española conserva en la iglesia cristiana? Una mujer pensadora es un escándalo. Ay, pues, de aquel por quien el escándalo venga. Y usted ha escandalizado a toda la raza!
Sufra usted, por tanto, con la pena, tanta dicha!
El camino queda franco y esas piedras que le arrojaron, embarazaban el tránsito. Si hubiera usted visto como yo a los sabios franceses, en Paris, acompañando y honrando a una norteamericana, doctora en medicina, que visitaba hospitales, escuelas públicas y museos osteológicos!
... Entra usted, pues, en el camino de esas mujeres que hicieron una obra magnífica que otros siguieron o seguirán después. ¿Por estar usted sola allá es menos meritoria la obra?

DOMINGO F. SARMIENTO.


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CARTA DE SARMIENTO A MARY MANN


Señora Mary Mann. Oscawana, Julio 2 de 1866.

Mi estimada amiga:
Llegóme sin inconveniente su estimada dirijida a Lake Oscawana, Pickhill, N. Y. y cuando me preparaba a contestarle recibí la que venía dirijida a Nueva York. Creo mas oportuno que dirija los manuscritos a Mr. Edward Davison, Cónsul Argentino. 128 Pearl St. ¿Cree V. que el manuscrito sobre Aberastain pueda publicarse tal como es? Es una última tentativa de revivir el terror y la causa que movió a acabar con aquel sistema. Puede omitirse, si no está en armonía, con la vida de Quiroga y la del Chacho.
Sobre Juana Manso, pocos datos puedo suministrarle. Pertenece a una familia decente de Buenos Aires. Fué casada con Norohgna (página 2a.). Ha estado en Filadelfia, y fué conocida como Mrs. Noroghna (sic). Había llamado la atención como poetiza (sic), i autora de composiciones de imajinación.
En 1858 la coloqué en una escuela de ambos sexos. Es preciso que V. sepa que en Buenos Ayres, Rivadavia para abrir escuelas públicas de mujeres, creó una sociedad llamada de Beneficencia, que a mas del cuidado de los hospitales de mujeres, tiene la dirección de las escuelas de mujeres.
Esta institución produjo al principio el inestimable resultado de jeneralizar la educación de las mujeres de manera que hoi Buenos, Aires, tanto en la ciudad como en la campaña, tiene igual i a veces mayor número de mujeres que de hombres en las Escuelas; pero sus (3a. página) beneficios no han pasado de ahí.
La sociedad se compone de veinte señoras viejas, ricas, ignorantes, mujeres, hermanas o algo de los gobernantes que las nombraron hace veinte o diez años. Un secretario varon les lleva sus cuentas. Fué esta Sociedad el obstáculo insuperable que tuve para organizar la educación en 1853. Yo era Jefe del Departamento de Escuelas (Superintendente), de las de hombres; las de mujeres no estaban a mi cargo; y ningún sistema eficaz i jeneral podía organizarse, en rentas, inspección, métodos, libros, etc., etc.
Juana Manso solicitó de esta sociedad le diesen una escuela; y como el saber es cosa que le ocupa poco a la sociedad, no hicieron caso de su solicitud. Entonces yo creé una escuela de "ambos sexos", siendo Mitre ministro (página 4a.), para colocarla a ella, a fin de aprovechar de su conocida instrucción y honrar en ella al talento; pues es la única mujer que se consagre a las letras.
Mi objeto además era crear escuelas para los dos sexos reunidos, a fin de que andando el tiempo pudiese arrancarse "aquella mala yerba de la sociedad" de Beneficencia. Hoi hai quince escuelas de ambos sexos, como lo verá en el número de los Anales que ha debido llegarle. Hai quince de varones; i quince de mujeres; i si no están publicados los estados de las de mujeres, es porque la tal "sociedad" está peleada con la tinta y el papel, i cuesta arrancarle datos sobre sus escuelas, i cuando los da miente, altera, las cifras.
Sin entrar en estos detalles i solo aludiendo a la Manso, (5a. página) convendría que V. extrañase que tal organización, "única en el mundo" exista en Bs. Ayres siendo visiblemente obstáculo, para que se dicten leyes, para la educación por la dificultad de ejecutarlas, dos superintendencias, con separados edificios de escuelas, rentas, libros, etc., etc.
Volviendo a la Manso, yo la traté en Buenos Aires. El incidente de Lima, que refiero en mi carta, dio lugar a que su nombre llamase la atención. El Ministro de Instrucción pública le encomendó revivir los Anales, a que no quiso suscribir el Gobierno de la ciudad de "Buenos Aires", por "no tener fondos"!! Ahora le toman veinticinco ejemplares!!!!
En una carta que me escribió hace algunos meses, me cuenta su "conversión". La lectura de los "Anales" (cuando yo los escribía); mis discursos (página 6) las fiestas de inauguración de escuelas etc., habían despertado en ella el sentimiento de la piedad i comprendido la grandeza de la idea. Se lamentaba de haber malogrado su vida en hacer versos y componer novelas, jurando consagrar el resto de sus días a la grande obra. Su promesa la cumple con zelo (sic). Mucho ha sufrido de "desdenes", tanto a su persona como a su obra; pero va venciéndolo todo. Mis cartas, que ella publica, le hacen mucho bien, i la revisten de autoridad. Un verso suyo que Longfellow ha traducido al inglés, y mándadole yo, le hará mucho bien; porque la enaltece. De una carta de V. le mandé copia, también. Ha emprendido dar "lectures", i el más "esplendido" éxito ha coronado su tentativa, (página 7) Una persona me escribe, diciéndome mucho bien de estas "Lecturas" en las que ha sido imitada por otros. Ella me escribe lo siguiente: Abril 27. Decididamente las Señoras invaden el salón de Lectura — la moda se introduce, i la mujer será arrancada a su idiotismo colonial. He ganado una batalla, la mas ardua, porque es contra las costumbres; pero con ayuda "de Dios i de mi derecho", mi triunfo es ya un hecho. Le mando mi discurso inaugural".
No lo he recibido; pero me escriben que fué excelente. Es la única persona que se ha apasionado por llevar la cruz, sobre sus hombros; i V. ve que con decisión i resignada a (sic) sufrido todo.
Debe V. hacer justicia a Don Manuel Montt en Chile, ministro primero, Presidente después. Desde el principio (página ocho) comprendió todo el alcance de la revolución. Hoi me escribe en el mismo sentido. Sus ministros partidarios no lo segundaron, sino en cierta medida. Creo a juzgar por sus cartas, que Costa, mi ministro de instrucción, entra de lleno en la idea i espero que mi libro sobre Escuelas de los E. Unidos, vaya a tiempo de despertar ál público del sopor.
El secretario de la Legación en París, Don Manuel García, me escribe la carta que le adjunto ya esplicando como nosotros el glorioso fenómeno de los E. U. — Escuelas.
Le incluyo el retrato de la Manso, que me ha mandado en este correo.
Mucho espero, en efecto, del jeneroso esfuerzo de V. Aquellos pueblos, incapaces de juzgar por sí mismos, "creen", cuando aquellos que miran con respeto, les hablan bien, de lo que sin esto estiman en poco. Mui sorprendidos se quedaron cuando la "Revue de Deux Mondes" habló de Civilización i Barbarie. Duelo.

Su affmo. amigo SARMIENTO.