Nos parece que ha llegado el momento de formar en Buenos Aires uno de esos grandes centros de hospedaje para los misioneros.
Acaban de marchar tropas para contener la invasión de indios… va a correr la sangre de nuevo…Será que no haya otros medios de persuasión para esos desventurados, sino el sable y el plomo?
No sería posible conquistar todos esos corazones a Dios, esas inteligencias a la sociedad, y esos millares de brazos al trabajo de nuestros incultos desiertos?
Si, creemos que puede hacerse, y que esta expedición armada debe ser la última que parta contra los indios.
El fanatismo ha muerto, no es posible resucitarlo; el espíritu verdadero del cristianismo resplandece sobre todas la quimeras, ambiciones y combinaciones humanas, el impulso está dado y no es posible retroceder.
Padres de la Iglesia, que lleváis el nombre de cristianos, cumplid el precepto del Evangelio:
“Id y predicad diciendo que se acercó el reino de los cielos
“No poseáis oro ni plata, ni dinero en vuestras fajas.“No alforja para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque digno es el trabajador de su alimento Evangelio según San Mateo
Sí, reuníos que no os faltará protección, y partid para la pampa. En vuestro tránsito encontrareis cristianos que solo llevan este nombre, cuya alma está seca y descreída, de cuyos ojos no acostumbra correr ni una sola lágrima de piedad, a esos también es necesario acudir.
Con todo, ved que no os pido que vayáis a fanatizarlos, no a lanzar anatemas, y a pavorizarlos con el infierno.
Habladles de caridad, de fe, de esperanza, de la misericordia divina; ceñid vuestras palabras al espíritu puro y luminoso de la doctrina del divino maestro.
De todos los materialismos, el de la religión es el más funesto, porque el hombre rudo que cree en las indulgencias y en la virtud de los escapularios, deja crecer en su corazón la planta venenosa del rencor y de las venganzas; se cree protegido por los amuletos y no sabe que las prácticas exteriores son solo para engañar los ojos del mundo.
El ojo de Dios ve los arcanos de la conciencia y allí no hay disfraz posible.
Si la devoción es aparente, si el perdón está en los labios, si la fe es interesada, si la esperanza es egoísta, a los ojos del mundo seremos virtuosos, pero el reino de los cielos no será para nosotros.
Por eso el misionero debe de penetrarse del carácter que reviste sobre la tierra y principiar la misión con consigo mismo, sino tiene fuerzas con que arrostrar tanta abnegación, que desnude el sayal, y entregue la cruz a otro que pueda. Porque nadie es obligado a hacer aquello que su naturaleza no consiente; frágil y mezquina es la humanidad, no es pues un delito ser débil.
Esperemos que en este mismo año de 54 saldrán de Buenos Aires los primeros apóstoles que vayan a visitar nuestras poblaciones de la campaña, y los habitantes de nuestras pampas.
Tal vez dentro de un año y medio empezarían a formarse las primeras aldeas de indios trabajadores aplicados a la labranza de las tierras; el producto de sus faenas vendría a aumentar el número de cereales. Podría crearse en la frontera un mercado para recibirlos: por ejemplo, San Nicolás.
Los recursos de los conventos aumentados por una suscripción popular, serían suficientes al hospedaje de los misioneros. Así que estos, diseminados por entre las tribus de índole más suave, consiguiesen la catequización, serían el Gobierno quien debería facilitar los recursos de las colonias indígenas; hacer delinear sus aldeas, repartir los campos, y facilitar los instrumentos de labranza, y estos beneficios darían al Gobierno el derecho de imponer un impuesto que aumentaría sus rentas considerablemente. Así el país habría reportado dos beneficios.
Civilizar esas tribus hoy errantes, entregadas al pillaje, la embriaguez y el vicio, objeto perpetuo de terror para nuestros hacendados, y que contribuirían con centenares de brazos a la prosperidad material y al aumento de rentas que no seria de pequeña consideración.
La experiencia nos ha demostrado que el indio tiene inteligencia, y cuando civilizado, hemos visto desenvolverse en ellos mil sentimientos nobles y generosos, mil tendencias que muestran que su corazón solo está pervertido por la ignorancia: tendamos, pues, la mano a esos desgraciados para sacarlos de la densa noche que los envuelve.
Esta patria es de ellos como nuestra. La conquista los esclavizó, los arrojó de sus lares, los despedazó, y nosotros después de la independencia no hemos hecho más que continuar la obra que comenzó la conquista. Para atraerlos a nuestra amistad no hemos tenido otros arbitrios que, o subyugarlos con el hierro mortífero, o halagarles su vanidad con zarandajas, origen de discordia entre ellos, o licores perniciosos con que hemos acabado de viciarlos.
Buenos Aires empieza una nueva era; es necesario que todo elemento de progreso entre en el cuadro de su nueva marcha.
Obras en PDF
El egoísmo o la amistad, o los efectos del orgullo
Traducción del Francés de Juana Manso. Montevideo, 1834.
(Agradecemos al Sr. Jorge C. Bohdziewicz que gentilmente nos ha ofrecido este valioso documento). Leer
Una Armonía
Guerras Civiles ("Misterios del Plata")
A mis lectores: El romance histórico de nuestras guerras civiles tiene personajes reales que han sufrido y actuado en ellas...Leer
Los misterios del Plata
Buenos Aires, Librería y Casa Editora de Jesús Menéndez, 1936.
La Familia del Comendador
La ensenada que se extiende entre el Pan de Azúcar y la Gloria, lleva en el Janeiro el nombre de Botafogo... Leer
Álbum de Señoritas
Tomo I. Buenos Aires. Enero 1º de 1854. Num 1. Periódico de literatura, Modas, Bellas Artes y Teatros... Leer
Compendio de la Historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata
Buenos Aires, 1862. Primera Edición. Ortografía Original. Leer
Compendio... Edición de 1881 Leer
La Revolución de Mayo. 1810
Drama Histórico. Por Juana Manso de Noronha. Buenos Aires, 1864. Ortografía original. Leer
Anales de Educación Común.
Volúmen I. Buenos Aires, 1858. Ortografía Original. Leer
Vol. II, Buenos Aires, 1860, Leer
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Juana Manso.
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Pasajes del libro de Juana
Manso, Compendio de la Historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
Bs.As., 1862.
“El lugar escogido por los españoles,
era habitado por una tribu de indios, denominados Querandíes, que tenían allí
su pueblo, es decir toldos ó chozas construidas de barro y de paja, diseminadas
en la extensión que abarca desde el Cabo Blanco, hasta la cordillera de Chile.
Esos primeros habitantes de lo que es
hoy Buenos Aires, era una raza inquieta, belicosa y valiente que no se dejó
sorprender por la diferencia del color, y que al paso que recibió los
conquistadores con una especie de comedida deferencia, supo en medio de su
barbarie hacer que no equivocasen sus atenciones con la servilidad, retirándose
de repente por espontánea resolución, y suspendiendo el abasto de víveres, con
que se alimentaba la nueva ciudad.”
“Obligado Mendoza a enviarles un parlamentario
para tratar con ellos, recomendó que lo hicieran por medio de la persuasión y
de la dulzura; pero sus comisionados lejos de obedecer a su jefe y ejecutar
estas instrucciones, usaron de un leguaje descomedido y altanero que irritó á
los Querandíes, los que después de maltratar a los embajadores, embistieron la
ciudad.”
“Galan, Gobernador en Buenos Aires, se
ensañaba contra los infelices indígenas, sin ruborizarse de echar mano de la
traición para saciar su crueldad.”
“Desde Méjico hasta Patagonia,
extremos del territorio español en opuestos hemisferios, se traba una lucha sin
treguas, ya contra los infelices indios, ya de los caudillos conquistadores
entre sí.
Lucha de la esclavitud contra la
libertad, lucha de sórdidas pasiones que despedazan las facciones y desmoraliza
la soldadesca, dando margen á que no fuesen los conquistadores un dechado de
virtudes para los esclavizados indígenas.”
“La aparición de Zárate y de Garay
sobre el teatro de la conquista medio siglo después de la muerte de Solis, abre
una nueva era a la Historia del Río de la Plata, con la sujeción de los indios
Querandíes cuya heroica resistencia y tenacidad en defender la inmunidad de su
suelo…”
“Hernandarias fue también el primero
que intentó substituir al plomo y a la espada de la conquista, el imperio de la
fe y de la razón, emprendiendo la verdadera educación religiosa de los
naturales…”
“Oidor D. Francisco de Alfaro, autor
de las célebres Ordenanzas que abolieron el servicio personal de los indios;
justo tributo pagado a la equidad y que reponía á los desgraciados en el goce
de sus naturales derechos usurpados por la violencia que los había reducido á
un estado vecino de la esclavitud.”
“Las puertas del Paraná cerradas por
la esclavitud tan odiosa como inmoral, se abrieron á una numerosa población
industrial, por las sabias Ordenanzas del Sr. Alfaro; y bajo la tutela de los
misioneros que garantían la libertad del trabajo tornando eficaces los
beneficios de la religión, por la práctica de los derechos que ella asegura al
hombre que se acoge á vivir bajo la égida de la ley de Dios.”
“Los pueblos de las Misiones (que aun
hoy conservan este nombre) fueron en aquellos tiempos una protesta elocuente
contra la inhumanidad de los conquistadores, que no contentos con despojarlos
de su suelo, nunca recordaron que trataban con hombres como ellos, manejándolos
como a fieras indómitas, tratamiento que era para los indios, eterno pábulo de
odio y de rencor y eterna barrera levantada entre sus corazones sencillos y el
Dios de los cristianos que olvidaban este nombre y los deberes sagrados que él
impone.”
“Hernandarias completó esa feliz
revolución social en la situación de los indios, respetando en ellos el derecho
de hombres y de ciudadanos y amparando sus bienes y personas á la sombra de la
ley.
Ese gobierno justo y paternal,
consolidaba el orden y traía la felicidad al seno de la Provincia.”
“En cuanto á Hernandarias, retirado de
nuevo a la vida privada, vino a morir en la ciudad de Santa Fe, lleno de
virtudes y de gloria, que en todo tiempo el fallo de la posteridad revindica, y
la verdad eleva á la altura de la inmortalidad, que corona el nombre de los
hombres amigos de la humanidad y amantes de la felicidad de su patria.
El desprendimiento de Hernandarias es
por sí solo un ejemplo de virtud y de patriotismo, pero en la época en que él vivía
y entre los hombres que lo precedieron o lo rodearon es mas que un ejemplo, es
un hecho único en toda la historia de la dominación española, porque todos
aspiraban á llenar sus ambiciones personales, sin reparar en los medios, y
menos aun propender al bien público.”
“Las Ordenanzas del Sr. Alfaro no se
cumplían como merced a los misioneros había sucedido en el Río de la Plata, y
el rigor de los encomenderos frustraba los designios humanitarios que los
habían dictado. Los indios vivían o peleando o esclavos, y esta lucha sin
treguas, perjudicaba notoriamente al desarrollo de las poblaciones.”
“La interminable guerra contra los
indios había disminuido considerablemente el número de brazos en las Colonias;
porque a despecho de las Ordenanzas de Alfaro, la tiranía y la crueldad de los
encomenderos no había cedido; y está visto que sentimientos tan atroces no
podían reclutar prosélitos a los dominadores, ni podían producir otros frutos
que el odio y la rebeldía hijos de la violencia.”
“La Corte de España lejos de aplicar
los medios racionales y cristianos que civilizasen las naciones bárbaras de
América, prefirió seguir extirpándolas con la espada de la conquista y añadir á
este crimen otro mayor, expidiendo la real cédula del 12 de Diciembre 1701 en que
celebró un ajuste por diez años con una Compañía francesa establecida en la
costa de Guinea, para la introducción de esclavos africanos en América.”
¡Los conquistadores con raras excepciones,
preferían aniquilar los indios o esclavizarlos, antes que iniciarlos a los
hábitos regulares de la civilización, y radicar en ellos por el ejemplo y la
dulzura, la fe del cristianismo. Lejos de imitar á los Jesuitas de las
Misiones, sus medios de persuasión fueron solo la violencia que empapó estos
suelos en la inocente sangre de los indios.”
“La mita era una especie de conscripción anual, por la que un crecido
número de hombres libres eran forzados al violento trabajo de las minas.
Se extendía la mita hasta el Cuzco,
como 300 leguas, debiendo cada provincia suministrar el contingente que le
marcaba el reglamento.
Los indios eran sorteados, y el Mitayo
no tenía otra alternativa que vender sus cortos haberes para costear los gastos
del viaje, dejando sus familias en la miseria, o llevándolas consigo para
perecer juntos.
La mayor parte de estos indios se
destinaba al trabajo subterráneo de las minas donde trabajaban como bestias,
sin salario, sin cama en que dormir, alimentados con mezquino y mal sano
sustento, sin socorro en sus enfermedades i rodeados de sus familias desnudas y
hambrientas.
Otros trabajos no menos penosos, y no
menores miserias sufrían los indios que se mandaban á los Ingenios o tocaban en
reparto a los corregidores, llegando su desesperación al punto de revelarse por
fin contra sus opresores en esa que acabamos de mencionar revolución de la mita en que llevando a su frente á Tupac-Amaru
intentaron un esfuerzo supremo que fue sofocado, contribuyendo para ese fin
fuerzas de todas las Colonias.”
Juana Manso.
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